En dos años el dólar oficial subió 293% frente a una inflación acumulada cercana al 266% (INDEC), una dinámica que cuestiona el rol del tipo de cambio como ancla y deja a 2026 como la prueba de fuego para la sostenibilidad del modelo económico.
El dólar oficial tuvo un salto tan violento en los primeros dos años del gobierno de Javier Milei que terminó superando largamente a la inflación. Desde diciembre de 2023, el tipo de cambio mayorista se disparó 293%, dejando atrás al IPC del INDEC, que acumuló cerca de 266% en el mismo período. El dato reaviva el debate sobre el final del dólar como “ancla” y expone las tensiones internas del esquema económico libertario.
Según los registros oficiales, el mayorista pasó de $364,41 a $1.435, mientras que el contado con liquidación —ya sin el corsé del cepo— avanzó bastante menos: apenas 47,7%. Paralelamente, la Base Monetaria subió casi lo mismo que el dólar (293,1%), lo que deja a la inflación con un margen de ajuste pendiente, según admiten incluso consultoras cercanas al Gobierno. Ese rezago explicaría por qué el IPC mensual no logra perforar el piso del 2%.
A pesar de que Milei intentó usar al dólar como freno de precios en ciertos momentos, la propia dinámica del programa, sumada a movimientos preelectorales y decisiones políticas, terminó empujando al tipo de cambio por encima de la inflación. Así, el “ancla” ya no es el dólar: es el salario real, que sigue planchado y funciona como dique de contención del consumo.
Las consultoras ven un panorama frágil. MegaQM advierte un desacople entre las bandas cambiarias y la inflación proyectada, lo que anticipa una apreciación real del peso de entre 3 y 4 puntos. GMA Capital señala que la brecha entre el oficial y el CCL se achicó, pero el mercado exige respuestas sobre cómo generará dólares el Gobierno para enfrentar vencimientos y reforzar reservas.
Luis Caputo defendió a rajatabla el sistema de bandas y anticipó compras de reservas en 2026, siempre y cuando se mantenga la demanda de pesos y se reactive la actividad. Prometió que no habrá cambios en el esquema cambiario, pese a la volatilidad y a la incertidumbre que generan las propias decisiones oficiales.
Para los próximos meses, la estrategia del Gobierno se apoya en una mayor demanda de pesos, un repunte del ingreso de divisas privadas y un flujo creciente por la cuenta capital. El tipo de cambio real multilateral mejoró tras el salto del dólar y se ubica cerca del equilibrio, según el BCRA.
Aun así, el cuadro general sigue siendo de equilibrio inestable. Con un dólar que corrió más rápido que la inflación y una economía atada a la capacidad de conseguir divisas, 2026 aparece como el verdadero examen del modelo libertario: si el país no logra sostener reservas ni estabilizar precios, la apuesta de Milei podría enfrentarse a sus propios límites.