Uno de los dilemas clásicos de la Nochebuena vuelve a escena en la provincia de Buenos Aires: ¿cena al aire libre o mesa adentro? Con calor intenso, alta humedad y pronóstico de lluvias, la organización del festejo vuelve a quedar atada a lo que marque el clima, muchas veces a último momento.

Dar un pronóstico exacto en pleno verano no es sencillo. Las altas temperaturas combinadas con elevados niveles de humedad generan un escenario propicio para chaparrones aislados, de distinta intensidad y aparición repentina. En los últimos días, esa combinación dejó sensaciones térmicas agobiantes en casi todo el territorio bonaerense, con un leve alivio en la Costa Atlántica tras las lluvias registradas durante la noche del lunes.

Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), durante la jornada del miércoles 24 la nubosidad irá en aumento en gran parte de la provincia. El organismo emitió una alerta amarilla por tormentas para una franja que cruza el territorio en diagonal, desde el noroeste bonaerense hasta la zona de Mar del Plata.

De acuerdo al pronóstico oficial, la noche del 24 podría registrar chaparrones en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y en varios distritos del centro y sudeste provincial, lo que complica los planes al aire libre. El panorama comenzaría a mejorar recién el jueves 25, con un paulatino despeje del cielo y una tarde más estable para los festejos familiares.

Desde el ámbito meteorológico advierten que el escenario sigue siendo complejo. La especialista Cindy Fernández explicó al sitio Meteored que durante el verano se superponen distintas variables: mientras algunas zonas pueden enfrentar lluvias intensas y fenómenos severos, otras registran vientos fuertes o precipitaciones más moderadas pero persistentes, una situación típica de la estación.

Para los próximos días, las condiciones en altura favorecerán el desarrollo de tormentas en la región pampeana, con posibles alertas de corto plazo. Los acumulados previstos oscilan entre 15 y 40 milímetros, aunque no se descartan eventos localizados con granizo y ráfagas que podrían superar los 70 kilómetros por hora. Un combo que, al menos para la noche del 24, inclina la balanza a favor de la mesa adentro.