El senador de Unión por la Patria denunció una ofensiva judicial contra Cristina Kirchner y comparó el accionar del máximo tribunal con un golpe institucional impulsado por sectores económicos y políticos para condicionar la democracia.
En declaraciones contundentes, el senador nacional Oscar Parrilli (Unión por la Patria) denunció el rol político de la Corte Suprema de Justicia, a la que acusó de actuar como un brazo judicial del poder económico y de trabajar para proscribir a Cristina Fernández de Kirchner. “Son títeres y monigotes del poder económico”, disparó, y no dudó en calificar su accionar como un “golpe de Estado” en cámara lenta.
Las críticas se dieron en el marco de una entrevista en Radio Splendid, donde Parrilli aseguró que los magistrados del máximo tribunal “recibieron la orden de meter presa a Cristina” y eliminarla de la carrera electoral. “Lo que intentan con esta locura, por el odio y el miedo que le tienen, es llevarse puesta la democracia que recuperamos en 1983”, alertó el legislador.
Parrilli cuestionó también la legitimidad de quienes condenaron a la expresidenta en la llamada Causa Vialidad, asegurando que no se trata del Poder Judicial en su conjunto, sino de “un grupo de personajes enquistados” que responden a los intereses de Mauricio Macri. “Son los que viajaban a Lago Escondido en vuelos pagados por Magnetto, los que jugaban al pádel en Olivos y al fútbol en la quinta Los Abrojos con Macri”, recordó.
Pero las acusaciones no terminaron ahí. El senador neuquino apuntó también al actual gobierno nacional: “No tengo dudas de que Milei está detrás de esta maniobra. Le tienen miedo a Cristina, no quieren que se presente como candidata en la provincia de Buenos Aires”.
Advirtió, además, que si la Corte ratifica la condena que la inhabilita para ejercer cargos públicos, habrá una reacción popular: “Vamos a salir a la calle. Esto no va a pasar desapercibido. La militancia va a responder, una gran parte de la sociedad argentina también, y esto va a tener repercusión a nivel internacional”.
Mientras tanto, el máximo tribunal guarda silencio. Pero el malestar crece y cada vez más voces del arco político advierten sobre la pérdida de independencia judicial y el uso de sentencias como herramientas de disciplinamiento político. La Corte, lejos de actuar como garante de la Constitución, se ve cada vez más cuestionada por su alineamiento con intereses ajenos a la justicia.